4. Los pilares de la medicina de Paracelso


La medicina de Paracelso, tal como expuso en su "Paragranum", se sustentaba sobre cuatro columnas:

La filosofía.
Conocimiento científico total de la naturaleza visible e invisible, de la que el hombre es el eje principal: "(… )es médico quien sabe de lo invisible, de lo que no tiene nombre ni materia y, sin embargo, tiene su acción […] ".

La astronomía.
Puesto que el hombre como microcosmos siente la acción del Cosmos y con ello de todo lo que este contiene, influido por los astros, el hombre tiene a la vez en sí parte de ellos. Los astros pueden influir sobre el hombre como ser material, pero como también es un ser espiritual, el hombre puede resistir esa acción. La sabiduría humana tiene debajo de sí todos los astros, el firmamento y el cielo entero.

La alquimia.
En la que Paracelso creyó, no como camino para obtener oro a partir de la transmutación de metales, sino para obtener los secretos de la Naturaleza, la verdadera maestra, la que elaboraba los mejores medicamentos. Es decir, creyó en una alquimia cuyo cometido fundamental era la obtención de medicamentos.

Apasionado por el increíble laboratorio que para él era la Naturaleza, Paracelso buscó el por qué una vaca comía hierba y producía leche, el por qué de la tierra nacían las uvas; el por qué de los procesos patológicos. Buscó la piedra filosofal, como remedio que curara todas las enfermedades: el elixir filosofal; así fue el primero en intuir dos ciencias fundamentales para la medicina y la farmacia: la bioquímica y la quimioterapia. Paracelso desarrolló técnicas de destilación apropiadas para las substancias volátiles, que le permitieron obtener alcoholes, licores, esencias y aceites. También descubrió ácidos minerales fuertes como el vitriolo (ácido sulfúrico) y el agua fuerte (ácido nítrico).

La virtud.
La base ética fundamental de todo hombre de ciencia -el amor al prójimo y a la profesión- y una estructura científica basada en la progresión: ver-conocer-entender-saber y, por lo tanto, poder hacer.