Paracelso fue un hombre adelantado a su tiempo, de
brillante inteligencia, aunque debido a sus modales, un tanto
groseros, su vida estuvo plagada de incidentes y conflictos, también
por su hablar demoledor. Fue un hombre muy difícil que siempre vivió
acomplejado por su aspecto físico.
Para Paracelso, como ocurre con tantas personas de
extraordinaria valía, su carácter fue su peor enemigo, a pesar de que a
lo largo de sus 48 años de vida consiguió cosechar un montón de éxitos.
Un siglo después de su muerte ya se habían
publicado cientos de textos paracelsianos, casi todos ellos referidos
a remedios químicos, de manera que a finales del siglo XVI existía
una literatura completamente nueva sobre materia médica.
Algunas de las obras de Paracelso fueron publicadas
mientras él vivió, como la "Grosse Wundartzney" ("Gran
Cirugía"), que ejerció una gran influencia.
Otras fueron publicadas después de su muerte como
"Opus Paramirum" escrita en San Gall; y su principal obra
médica "Das Busch Paragranum", escrita entre 1529 y 1530,
donde están definidas las cuatro columnas que sostuvieron su
medicina: Elosotia, astronomía, alquimia y virtud.
Otras obras importantes fueron los escritos sobre la
sífilis y el "Archidoxis", su manual de química.
Con su inteligencia clarividente abrió nuevos
caminos a la ya moribunda "medicina oficial" de su tiempo,
intuyó una nueva concepción de la causa de la enfermedad,
situándola en algo "externo" al cuerpo, principalmente en
el reino mineral y en el aire atmosférico, y dirigiendo la terapia
contra el agente que la había producido, saliendo así por fin de la
teoría del desequilibrio de los humores como causa fundamental de
las enfermedades.
Como médico ideó un tratamiento práctico para la
curación de heridas y úlceras crónicas, tan extendidas en aquella
época; estudió las enfermedades de los mineros; identificó la
tuberculosis y la silicosis como enfermedades profesionales y fue el
primero en reconocer la forma congénita de la sífilis.
Nunca usó aquellas inmensas fórmulas de
polifarmacia, que todavía seguían usando sus colegas, sino que él
prefirió usar los elementos simples, de los que quiso aislar su
"quinta esencia" -era un magnífico químico- pensando que
así se llegaba a extraer el principio activo emanado directamente de
Dios, que era quien informaba a la sustancia en cuestión de sus
propiedades y la daba un conocimiento exacto de su función curativa.
Homeópata convencido, para la elección de
medicamentos se dejó influir por la Teoría de las Signaturas; así,
por ejemplo, la pulmonaria tenía que curar enfermedades del pulmón,
o el aceite de cráneo humano tenía que combatir la epilepsia.
Administró a sus enfermos aquellos medicamentos que la experiencia
le había enseñado que eran útiles frente a la enfermedad que
padecían.
Fue un partidario absoluto de los medicamentos
químicos, que hasta entonces casi no se habían usado. Estableció
las bases de la Yatroquímica. Practicó una medicina integral, en la
que no admitía la separación entre médico-cirujano-farmacéutico,
exigiendo en consecuencia a quien se dedicara a ello un conocimiento
personal absoluto de todo lo necesario para curar la enfermedad, y
aceptó, como principal arma para luchar contra la enfermedad, al
medicamento, que el médico debía saber buscar, preparar y usar. Fue
ante todo un terapeuta, que dedicó al estudio del medicamento sus
mejores obras.
Como filósofo, fue un seguidor del Neoplatonismo,
de Hipócrates, de Lullio, de Vilanova. Quiso saber de que materia
estaba formado el mundo que rodeaba a sus enfermos y admitió los
cuatro elementos como representantes de una forma de ser, de una
determinada característica. Junto tierra, fuego, agua y aire,
admitió tres substancias químicas fundamentales: azufre, mercurio y
sal, siguiendo las ideas de Geber, como representación de formas de
comportamiento:
- Azufre, que representa la combustión que da a las
substancias naturales su fuerza de crecimiento y de unidad.
- Mercurio, que significa posibilidad de mutación.
- Sal, que representa la conservación: lo resistente
al fuego, lo que queda de sólido tras la combustión.
Todo lo existente en el mundo, para Paracelso, era
un compuesto de estos principios, una transformación de lo que ya
había habido; una configuración sucesiva de lo que la mente divina
había predestinado. Y admite un ente especial: el Archeus, suerte de
agente dinámico ordenador que regirá la combustión, separación,
cohesión, o adhesión de los cuatro principios y de las tres
substancias; a este Archeus se debe el que los elementos se unan para
formar las plantas, los animales, a la vez que el Archeus ordenará
las funciones orgánicas de todo ser vivo. Gracias a él, la materia
prima se perfecciona, llega a la organización máxima y constituye
la materia última. Si él no actúa, aparece la putrefacción. La
enfermedad representa un estado mórbido del Archeus, que se produce
como consecuencia de un trastorno de la química del cuerpo.
Estos conceptos, tienen que ser corregidos mediante
remedios químicos, ya que fallan los procesos químicos, que juegan
un papel importante.
Entre las diferentes ediciones de las obras de Paracelso destacan:
- Paracelso (2009). Botánica oculta: las plantas mágicas según Paracelso. Ed. Facsimil. Rodolfo Putz. Valladolid: Maxtor. ISBN 978-84-9761-275-3.
- – (2007 [2ª edición]). Textos esenciales.
Edición de Jolande Jacobi, introducción de Gerhard Wehr, epílogo de C.
G. Jung, traducción Carlos Fortea. El Árbol del Paraíso 24. Madrid:
Ediciones Siruela. ISBN 978-84-7844-567-7.
- – (2007). La naturaleza de las cosas. Barcelona: Ediciones Obelisco. ISBN 978-84-9777-342-3.
- – (2004). Diccionario de botánica oculta: las plantas mágicas. Agotado. Barcelona: Ediciones 29. ISBN 978-84-7175-529-2.
- – (2004). Los misterios de los signos del zodíaco: medicinas celestiales. Cura mágica de enfermedades con sellos grabados en metales. Barcelona: Editorial Humanitas. ISBN 978-84-7910-383-5.
- – (2004). La aplicación de la magia divina: la filosofía oculta. Barcelona: Editorial Humanitas. ISBN 978-84-7910-381-1.
- – (2004). Los secretos de la alquimia: el arte oculto revelado en la naturaleza de los planetas. Barcelona: Editorial Humanitas. ISBN 978-84-7910-380-4.
- – (2003). Libro de las ninfas, los silfos, los pigmeos, las salamandras y los demás espíritus. Cuarta edición biligüe alemán-español. Barcelona: Ediciones Obelisco. ISBN 978-84-9777-043-9.
- – (1999). Las plantas mágicas: botánica oculta. Agotado. Barcelona: Editorial Humanitas. ISBN 978-84-7910-037-7.
- – (1997). Manual de la Piedra Filosofal y otros textos alquímicos. Barcelona: MRA. ISBN 978-84-88865-28-1.
- – (1990). Paracelso: Obras Completas. Barcelona: Edicomunicación. ISBN 978-84-7672-264-0.
- – (1984). Botánica oculta: las plantas mágicas. Agotado. Buenos Aires: Editorial Kier. ISBN 978-950-17-0611-6.
- – (1977). Tres tratados esotéricos. Madrid: Luis Cárcamo editor. ISBN 978-84-85316-00-7.
- – (1945). Obras Completas (Opera Omnia). Contiene Estudio Preliminar sobre Paracelso; Libro de los Prólogos; Libro de las Entidades; Libro de las Paradojas. 435 págs. Buenos Aires, Argentina: Editorial Schapire. ISBN 978-84-86307-45-5.